El anarquismo en Brasil reúne una serie de experiencias sociales relevantes en la historia del país, especialmente en el período comprendido por la Primera República. Ha tenido una gran tradición dentro del movimiento obrero, con una fuerte impronta en la cultura popular. Desde las formas de anarquismo primitivo como el Quilombo de los Palmares o la Guerra de Canudos, hasta la llegada de inmigrantes europeos -especialmente italianos- entre 1870 y 1914, cuando los ideales anarquistas pasaron a ser difundidos entre los obreros brasileños a través de grupos de propaganda y periódicos, especialmente a partir de la década de 1890, el movimiento libertario ha sido protagonista de una rica y compleja historia.
Las condiciones del trabajador brasileño y el sistema político de la Primera República, que dificultaba la participación de los trabajadores, hicieron que el anarquismo rápidamente ganara fuerza entre los obreros. El sindicalismo revolucionario, concepción sindical entonces defendida por los anarquistas de Brasil, ejerció gran influencia en el movimiento obrero, en especial en los congresos obreros y en las huelgas del período. Los anarquistas también contribuyeron con la creación de una serie de periódicos para la prensa obrera y fundaron diversas Escuelas Modernas alrededor del país. El anarquismo dejó de ser hegemónico en el movimiento obrero brasileño a partir de la década de 1920, cuando se dio la creación del Partido Comunista de Brasil (PCB) y, principalmente, en razón de la represión promovida por el gobierno de Artur Bernardes. El sindicalismo revolucionario entró en crisis en el gobierno de Getúlio Vargas, cuando los sindicatos pasaron a ser controlados por el Estado, resultando en la declinación del anarquismo, ahora sin espacios de inserción social.
Entre 1946 y 1964, los anarquistas concentraron sus esfuerzos en la construcción de una organización política anarquista y en acciones culturales, a pesar de mantener iniciativas en el campo sindical. Con el golpe de 1964, la actividad anarquista se volvió aún más limitada por la represión. A pesar de ello, hubo cierta actuación anarquista en el movimiento estudiantil del período. En 1977, en el proceso de la apertura política, los libertarios retomaron su prensa periódica, iniciando un proceso de rearticulación del anarquismo en Brasil.
A partir de la década de 1990, el proceso de reorganización del anarquismo en Brasil culminó en la creación de organizaciones influenciadas por la especificidad de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), en un proceso que resultó en 2012 en la fundación de la Coordinación Anarquista Brasileña (CAB). Los anarquistas, desde entonces, mantienen una participación relevante, aunque minoritaria, en varios tipos de acciones colectivas, como organizaciones sindicales, asociaciones comunitarias y de barrio, movilizaciones estudiantiles, movimientos de sin techo y sin tierra y en olas de protestas, como los de 2013 y las manifestaciones contra la Copa del Mundo de 2014.